Esta semana, tanto Ross como yo alcanzamos hitos significativos. Ross completó 1.000 días consecutivos de uso de la aplicación Duolingo para ayudar a mejorar su español, yo mientras tanto, !completé 900 días consecutivos! Cuando comenzamos con la aplicación, no nos comprometimos intencionalmente a usarla todos los días, pero sin darnos cuenta, se ha convertido en parte de nuestra rutina diaria. Mientras Ross hace su Duolingo a primera hora de la mañana, yo hago el mío cuando termino de trabajar.
Esto me hizo pensar en qué otras cosas se han vuelto habituales. Por ejemplo, antes de Covid 19 iba a mi tienda semanal un sábado o domingo y a una hora variable. Al comienzo del primer bloqueo en marzo de 2020 empecé a ir de compras a las siete de la mañana los sábados por la mañana y hoy, más de 2 años después, sigo yendo el mismo día y a la misma hora. Otro hábito que me formé, durante este mismo periodo, fue salir a caminar, inmediatamente después de las compras, con un amigo con el que viajaba por tren al trabajo. Rápidamente nos dimos cuenta de que hacíamos nuestras compras al mismo tiempo y fuimos a caminar para hacer uso de las oportunidades muy limitadas permitidas para reunirnos con otras personas. Hoy en día todavía caminamos durante aproximadamente dos horas todos los sábados por la mañana.
¿Qué pasa con nuestra clase semanal de español? Cuando asistí a mi primera clase, no había forma de que cuatro años después siguiera asistiendo a clase.
En general, todos tenemos la misma mañana, hora de acostarse, rutinas de ejercicio, etc. y estas, sin duda, serán bastante buenas, pero ¿qué pasa con nuestros malos hábitos? ¿Son tan difíciles de detener o reemplazar? El tema de otra plática quizás............
