Cuando comencé a andar en bicicleta en 2010, no quería gastar mucho dinero en equipos, así que decidí comprar algunos en Internet.
Al hacer el pedido, descubrí que el equipo era una réplica de calidad razonable y tardaría 14 días para enviarse. Entonces, 14 días llegaron y se fueron y al rastrear el pedido, éste estaba en el puerto de Shenzhen. Yo envié un correo, y unos días después recibí una respuesta de un hombre llamado Shanghái.
Debido a las diferencia de horario entre China y el Reino Unido, la comunicación se prolongó durante algunas semanas y me sentía cada vez más frustrado por la falta de información y el mal servicio. Posteriormente, Shanghái me informó que el paquete supuestamente ya había sido entregado en mi dirección y había sido firmado hace dos semanas.
Me puse furioso porque no había recibido ningún paquete, fue la gota que colmó el vaso. Envié un correo electrónico preguntando si alguna vez volvería a ver mi dinero y continué diciendo que era un chino bastardo mentiroso.
Unos días más tarde, cuando salía al trabajo, mi vecino se acercó y me informó que no me había visto por un par de semanas y que había firmado por mi un paquete que tenía en custodia.
¡Ups!
