A menudo he pensado que una de las peores cosas que se pueden experimentar es la falta de vivienda. No tener dónde dormir, lavarse, comer o guardar sus pertenencias es inimaginable para la mayoría de las personas. Sin embargo, no me sorprendió, sino que me entristeció leer en las redes sociales que el Reino Unido tiene una crisis de personas sin hogar. Las cifras se han duplicado en algunas ciudades en el último año, con un porcentaje significativo de menores de 25 años.
Hace poco, mientras estábamos de vacaciones en Londres, tuvimos una situación inesperada. Cuando salía a correr por la mañana, cada uno de los almacenes de basura fuera del apartamento estaba vacío. Cuando regresaba una hora más tarde estaba lleno con un saco de dormir, mantas, etc. Además, después de estar en la cama por la noche, escuchamos golpes en la puerta, y esto fue bastante aterrador. Después de unos días, nos dimos cuenta de que una persona sin hogar estaba usando el almacén de basura para guardar sus pertenencias durante el día y regresaba por ellas por la noche para dormir en las calles.
En mi ruta al trabajo camino por la calle Sauchiehall de Glasgow y cada vez veo la misma carpa azul pequeñísima en la puerta de una de las tiendas. Esto me parece muy triste e impactante. Estas carpas están siendo entregadas por organizaciones benéficas a un número cada vez mayor de personas sin hogar para proporcionar algún tipo de refugio.
Entiendo que es posible que se propongan cambios en el Discurso del Rey esta semana porque el gobierno quiere poner fin a la molestia y la angustia causadas por las personas sin hogar que montan sus carpas en las calles públicas.
Es difícil ver cómo mejorará la situación porque, aunque las autoridades locales tienen el deber legal de prevenir y aliviar el sinhogarismo, esto se está volviendo cada vez más difícil debido al aumento de las cifras, las limitadas opciones de vivienda y al agotamiento de los recursos municipales.
Siempre estaré agradecido por mi hogar.
