La semana pasada estaba buscando un artículo en las noticias y descubrí una historia sobre un incidente ocurrido en un café en Scranton Pennsylvania.
Un cliente vino y pidió comida que costaba $13, y sorprendió a la camarera cuando le dio una propina de $3,000. El restaurante esperó 30 días antes de hacer el anuncio, en lo que parecía un gran gesto de generosidad.
Más tarde se supo que esto era parte de un movimiento de redes sociales llamado “Propinas para Jesús” y unos meses después recibieron un correo electrónico del hombre disputando los cargos por la propina que dejó.
El restaurante ya le pagó el dinero a la camarera y tuvo que devolverle al cliente $3.000. Inicialmente hubo contacto entre ambas partes, pero con el tiempo esto cesó y el gerente del restaurante ha decidido tomar acciones legales.
Aunque pienso que la intención inicial del movimiento era positiva el resultado final ha sido dañado sin posibilidad de reparación. ¡Qué raro!
