He escrito sobre la falta de vivienda en una platica anterior y cómo no tener un techo sobre mi cabeza es mi peor pesadilla. Por lo tanto, me entristeció escuchar esta semana que el Gobierno escocés declaró una emergencia de vivienda en toda Escocia.
El año pasado, tres ayuntamientos individuales declararon
emergencias habitacionales, Argyll y Bute, la ciudad de Edimburgo y la ciudad
de Glasgow. A principios de este año les
siguieron los ayuntamientos de Fife y West Dunbartonshire. Bajo presión, el Gobierno escocés, al
parecer, no tuvo más remedio que reconocer formalmente el problema de la
vivienda.
Se culpa a
los sospechosos habituales de causar la crisis, por ejemplo, la austeridad del
Gobierno del Reino Unido, la inflación, el Brexit, etc. Pero ha llegado el momento de dejar de jugar
juegos políticos con el número de personas sin hogar en niveles récord. El director de Escocia de la organización
benéfica de vivienda Shelter, dijo que "45 niños se quedan sin hogar todos
los días, los servicios locales para personas sin hogar se están resquebrajando
bajo una presión sin precedentes y los costos de la vivienda están fuera de
control".