El viernes pasado Patricia y Antonio me invitaron a almorzar con los españoles, el único inconveniente es que solo se usaría el idioma español. Este tema había sido discutido antes, pero usualmente estamos demasiado ocupados para ir a la cafetería a almorzar. ¡Comer en su escritorio se conoce como un “almuerzo escocés! Por los españoles en la oficina.
Hay aproximadamente ocho personas en la mesa, a unos los conozco y a otros no tanto. Estaba nervioso de la misma manera que un músico profesional puede sentirse en términos de tocar una nota mala y el sonido ofendería a los oídos españoles entrenados.
El tema de conversación fue – La Familia, les hablé de mi familia. Patricia dijo que para ella a veces era difícil entender ya que su abuelo se llamaba Antonio, su padre se llamaba Antonio, su esposo se llamaba (llama) Antonio y su hijo también. Esta es una fuerte tradición familiar en España. Marta, una mujer delgada con gafas que es italiana, tiene un esposo y tres chicos con nombres muy italianos. Nos dijo que en Italia es ilegal poner el nombre del padre a sus hijos, el nombre debe perderse en una generación.
Todo esto me pareció muy interesante y pude seguir la conversación. Fue bueno practicar mis habilidades de hablar y escuchar. Aprendí mucho.
